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La historia del Gallo de Morón

Un símbolo inequívoco en cualquier rincón de Andalucía. El Gallo solo puede ser de Morón, y en Granada lo saben especialmente bien.

¿Y qué pinta un gallo metálico gigante en el Paseo de la Alameda? Para responder a esta pregunta viajaremos unos casi exactos 500 años atrás.

La historia del Gallo de Morón - Residencia Geriátrica Mediterráneo

Estatua del gallo de Morón de la Frontera.

Siglo XVI. La población de Morón de la Frontera se encontraba ferozmente dividida y la violencia hacía acto de presencia todos los días. Incluso 2 alcaldes ejercían sus funciones en su correspondiente mitad de la ciudad y la solvencia de los problemas comunes fácilmente atraía al dios de la guerra. Era una situación devastadora para el sueño y el sosiego de no solo sus ciudadanos, pues también era considerada la ciudad más ingobernable de todo el reino, por el que viajaban cantares acerca de unos salvajes motines a manos de “esos rebeldes de Morón”.

Los cronistas insisten en el estupor que recorría a los integrantes de las chancillerías de Sevilla y Granada, mención especial de la mismísima Corte de Madrid, al no saber que hacer para controlar a unas auténticas guerrillas que utilizaban las más audaces cartas para sortear sus intentos de apaciguamiento.

Fue entonces la Chancillería de Granada con iniciativa propia la que dejara el caso en manos de un personaje de lo más curioso: Juan Esquivel; cuya siniestra mezcla de satirón y de imperturbabilidad no sería, ni más ni menos, que el nacimiento del gallo.

Una metralla de insultos y grosería se convirtió en el nuevo desayuno diario paro los gobernantes de Morón de la Frontera. Tanto para los de un bando como para los del otro. Y claro, si había algo que estas guerrillas jamás toleraban, era cualquier tipo de arbitraje ajeno.

La historia del Gallo de Morón - Residencia Geriátrica Mediterráneo

Los oídos de Morón se enrojecían ante la frase más característica del doctor Juan Esquivel: “Aquí no hay más gallo que yo”; y la paciencia iba agotándose. Tanto es así que las 2 guerrillas enfrentadas se unieron con un mismo objetivo: acabar con Juan Esquivel; culminando su desdichada misión en una noche de engaños que le guiaran, sigilosamente, a un solitario camino donde ni siquiera la luz de la luna ofreciera color. El doctor Esquivel fue desnudado y apaleado, pero vivió con la condición de no volver a pisar la ciudad, pues de ser así no lo volvería a contar jamás.

 

Esta desdicha ha permanecido anclada en el tiempo durante estos 500 años gracias a una copla que cuenta:

 

“Anda que te vas quedando

 

como el Gallo de Morón,

 

sin plumas y cacareando

 

en la mejor ocasión”.

 

La aventura del doctor Juan Esquivel llegó también a Cuba, donde en la también denominada ciudad de Morón se ha levantado su particular gallo:

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Gallo de Morón (Cuba).